La fuente se ha secado...

“La fuente se ha secado,

las azucenas

están marchitas,

en el camino verde

camino verde,

que da a la ermita” … 

(Carmelo Larrea Carricarte)

Llevaba seca, o sea sin agua en el estanque, varios años. Prácticamente, desde que el Partido Popu dejó de mandar en el Ayuntamiento de Almassora.

Veges tu!

¿Pero qué pintaba esa fuente en la Playa? A una le han dicho que fue un postureo de los constructores del urbanismo chungo de finales del siglo pasado y principios de este. Tampoco me aclaran si aquello (se hablaba de ocho o diez millones de pesetas) lo donaron los empresarios como agradecimiento por supuestos favores recalificatorios de terrenos o simplemente por agasajo.

O sea: sigo sin pillarlo.

Al poco de instalarla, un surtidor cambiaba los colores que flipabas. Pero conservar debidamente aquella pasada valía la tira y el Ayuntamiento de entonces (Casanova, remember) dejó que la susodicha fuente tomase el color verdín de agua estancada y la cosa de la iluminaria ya no molaba cantidad. Ni era cuqui.

El ayuntamiento de izquierdas (es un decir, la peña ya me entendéis) quedó pillado; la fuente le daba mal rollo y se pusieron en plan no hacer nada.

La fuente se secó, delante de la ermita del Roser, con los pitorros al aire. Sin azucenas marchitas.

Sin salseo, vamos.

En una semana de junio, desmantelaron maquinaria y surtidores, quitaron los asientos y la retro destrozó el hormigón de las estrellas que adornaban el surtidor. De este modo se enterraba la antigua ensoñación cañí de lograr un espacio donde posar para las fotos de bodas, tipo Fontana de Trevi.

Me han soplao que van a poner césped o grama americana. O lo que sea.

Me desvivo, estoy “living” y me pido: camino verde que va a la ermita.

Hablando de todo: cuentan malas lenguas que, cuando el Brisach pronunciaba la palabra Ermitorio, el careto se le llenaba de fervor celestial.

Se me olvida olvidarte.