La Retòrica
La Retórica
Un article de Libertad
La definición de Retórica, en el diccionario de la Real Academia
Española, dice que es: “El Arte de expresarse con corrección y eficacia, embelleciendo
la expresión de los conceptos y dando al lenguaje escrito o hablado el efecto necesario
para deleitar,persuadir o conmover”.
Los tres principios básicos de la definición, deleitar, persuadir y
conmover, y que forman parte de ese gran
arte necesario para ejercer en política podemos afirmar que estos días brillan
por su ausencia de los discursos de nuestros dirigentes. Intervenciones
miedicas, desacertadas y de dudosa veracidad inundan los medios de comunicación,
abocándolas a la calificación de poco retóricas en su conjunto.
Deleitar, lo que se dice deleitar no lo consiguen los discursos de
nuestros políticos, más bien todo lo contrario. Nos trasladan al odio y al
pavor, quizás estén construidas sus frases con corrección, pero su contenido no
agrada al receptor.
Persuadir, tampoco. Quizás en un tiempo pasado, cuando la televisión no
existía, cuando cada una de las intervenciones de los políticos sólo la
recordábamos de manera oral, no estaba
registrada y gravada, sólo entonces podíamos pensar y confiar en sus palabras,
podíamos ser convencidos por planteamientos falsos, podíamos creer o, mejor
dicho, queríamos creer que era cierto, habíamos olvidado los errores y mentiras
de los que nos gobernaban y caíamos en
la trampa del convencimiento.
Conmover, de ninguna manera. ¿Que las palabras del que no se conmueve
con el dolor del ciudadano nos conmuevan? ¿Que nos conmuevan aquellos que no
conocen la vergüenza y sólo conocen el lenguaje del dinero? ¿Que nos movilicen
a la solidaridad y la necesidad en las restricciones aquellos que tienen cuentas
en paraísos fiscales y sólo les moviliza el poder y el mando a cualquier
precio?
Qué pena dan nuestros políticos, sus mezquindades nos abocan al deseo de
la quema, cual Falla, de todo el sistema político actual. No entendemos cómo
podría realizarse la renovación completa si todavía tuviéramos que convivir con
el mismo sistema, si ningún cambio se efectuara más que el de las caras, ello
supondría los mismos perros con diferentes collares.
Necesitamos un cambio global,
integral, profundo para poder volver a creer en el ser humano y volver a desear
escucharlo para que nos deleite, conmueva y convenza de que, como decía
Rousseau, “el hombre sigue siendo bueno por naturaleza”.
Comentaris
Publica un comentari a l'entrada
Podeu fer tota mena de comentaris sempre que siguen respectuosos i empreu un llenguatge no despectiu i sense cap insult. Aquells comentaris que no cumplisquen amb això, seran esborrats.