Sacudida
Visto lo que ha pasado en las elecciones de Andalucía (la mayor
Autonomía del Estado: 8,4 millones de habitantes) es como para echarse a
temblar.
Esto no ha hecho más que empezar.
Vendrán las Elecciones Europeas, las Autonómicas
y Municipales y (ya seguro) las Generales.
En menos de un año ha caído el
gobierno, Rajoy se ha jubilado políticamente y Pedro Sánchez ha llegado a La
Moncloa. Del bipartidismo (PSOE –PP) hemos pasado a pentapartidismo (a los dos
anteriores se unieron, Ciudadanos, Podemos y ahora Vox).
La extrema derecha en Europa: Le Pen
(Francia), Salvini (Italia), Alternativa por Alemania y Vox. Un vuelco histórico.
Cuatrocientos mil andaluces han dado
su voto a Vox. Derecha dura, nada de remilgos: pide la destrucción de las
Autonomías, la recentralización total del Estado, la supresión de la ley de
violencia de género… La llamada izquierda española no se ha cansado de repetir
que era muy bueno ceder espacio a Vox, pensando que así se fragmentaría la
derecha y perdería votos. La izquierda se quedó en casa; la derecha nunca
falla. El terremoto está a la vista de todos.
Algunos analistas justifican la
irrupción de Vox como consecuencia del asunto catalán y la sombra de la
separación de España (por la postura de Pedro Sánchez ante los
independentistas), que ha hecho emerger como respuesta el nacionalismo español más
rancio.
El PSOE estuvo presidiendo la Junta de Andalucía 37 años. El
socialismo pierde el poder; esa es la primera consecuencia del 2-D. Susana Díaz ha gobernado mal, con
torpeza; mantuvo una continua pelea con Pedro Sánchez, sin aportar a su gestión
soluciones inteligentes al paro ni a la desigualdad social. En campaña, se negó a pactar y, a la vista de
sus resultados negativos, se verá obligada a hacerse a un lado o dimitir. Ha
perdido medio millón de votos y 14 escaños. Su llamada lastimera a “parar a la
extrema derecha, pactando con quien sea”
resulta patética.
Para detener a la extrema derecha tal
vez sólo quede un camino: dar la Presidencia a Ciudadanos, si convence a Teresa
Rodríguez para que se abstenga.
El PP andaluz no se sabe muy bien por qué se ha lanzado a tirar
cohetes porque en Andalucía ha obtenido el peor resultado de su historia. En
este momento quiere aliarse con todos, hasta con Vox. No es de extrañar porque
últimamente su discurso es tan de extrema derecha como el de Vox.
Ciudadanos tiene la
llave de cualquier pacto electoral. Quiere proponer a Juan Marín como
Presidente de la Junta. Su mensaje es: “el cambio solamente puede venir con un
partido que crece”. El suyo, claro.
Podemos e Izquierda Unida han sido incapaces de
entenderse con el socialismo andaluz. Esa cosa rara -Adelante Andalucía- ha
sido un fiasco. Y tildan de fascistas a
Vox… Así, no, Teresa Rodríguez, así no.
Mi amiga Grijalvo me guasapeaba esta
mañana: “Estoy sin palabras”. Como todas.
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