Bulla... cañí
No sé si les pasará a ustedes, pero
les aseguro que estoy mareada por tanto griterío y exaltación.
En cuanto denunció la prensa que los
mítines y campañas electorales del Partido Popular se pagaron con dinero negro,
a través de una empresa llamada “Paquí
Pallá” (es un nombre tan cañí que me da risa), viene Pablo Casado y
proclama una mani contra Pedro Sánchez.
Yo creía olvidadas estas argucias,
pero no: Casado las ha puesto de moda. ¡Ele
tu grasia!
¿Pero qué le pasa a este hombre?
Se comporta como un tipo apresurado y
en sus precipitadas decisiones introduce muchas cuestiones extrañas. Ya es
sabido que, cuando algo no alcanza aquello que se pretende, se cae en la
caricatura.
Servidora piensa que al susodicho
Casado le cogió un berrinche al comprobar que los sondeos colocaban a su
partido detrás de PSOE, Ciudadanos y Podemos.
A la primera oportunidad ––el anuncio
de un relator para los posibles encuentros Gobierno/Generalitat–– nuestro enrabietado
dirigente le lanzó al Jefe de Gobierno una retahíla de insultos:
Golpista,
felón, irresponsable, incapaz, desleal, iluminado, ególatra, mentiroso
compulsivo, ilegítimo, catastrófico, mediocre, okupa…
Y en pleno sofoco prosiguió: “la
agenda que estamos viendo en Cataluña es la de ETA”, equiparando
independentismo y terrorismo; “Hay que derogar la actual Ley del Aborto y
volver a la de 1985, que tenía cohesión social”; “Si queremos financiar las
pensiones debemos pensar en cómo tener más niños”…
¡Qué sofoco! Vuelve la exaltada ultraderecha
radical cristiana.
¿De verdad cree que esto es lo que
piensa la ciudadanía? Por favor, más serenidad y un cierto esfuerzo
intelectual. Para eso le pagamos.
Cierta amiga me ha escrito: “Un tío le
propone a su chavala: Garantizamos las pensiones ¿en tu casa o en la mía?”.
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