El parto de la burra
Lo
que ha pasado el 10 de noviembre se veía venir.
Como
me decía un cura viejo: “otra vuelta al
torniquete del dolor”. Si la papeleta de formar gobierno estaba complicada,
ahora está complicadísima. Han entrado en el Congreso hasta dieciséis partidos políticos. La derecha no gana, aunque acorta
distancias.
Vox
crece de manera alarmante. Se ha hecho fuerte en zonas rurales, entre votantes
de menor nivel educativo y económicamente vulnerables.
Ciudadanos
se desploma. Manuel Valls tenía razón: ¡Qué
grave error de Rivera fue pactar con Vox!
La
situación para la gobernabilidad se ha complicado aún más; sin embargo, los
partidos han visto las orejas al lobo y parecen más dispuestos que en ocasiones
anteriores. Se alarga tanto esta situación que parece el parto la burra, que decía el castizo.
Precisamente,
mientras escribo estas líneas, me llegan noticias del preacuerdo al que
han llegado Sánchez e Iglesias para un gobierno de coalición progresista.
Un buen golpe de efecto. Parece que, por fin, la cordura (o la necesidad) se ha
impuesto a las manías personales y a los consejeros de aprendiz de brujo.
El
comentario general será el de: “para este
viaje no hacían falta alforjas” y “a
buenas horas” …
Por
seguir con el refranero: “nunca es tarde,
si la dicha es buena”.
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