La otra Corona
No se conocía una época de tanta
incertidumbre como la que estamos sufriendo con la pandemia del coronavirus.
Nos ha costado constatar la tremenda
gravedad de la situación. En especial para las personas mayores y los que
sufren dolencias. Me entero de lo que está pasando en residencias de ancianos
de Madrid (“están cayendo como moscas”, dicen algunos sanitarios) y me llena de
miedo y angustia.
Quédense en casa, mantengan la máxima
higiene y mucha suerte.
*
* *
En estos días de tribulación nacional
hemos conocido que Juan Carlos I mantenía una cuenta secreta en Suiza, en
la banca privada Mirabeaud, con cien millones de euros, y en la que su hijo
Felipe VI figura como segundo beneficiario.
La Casa Real revuelve las entrañas, dice David
Bollero, en “Público”. Guarda un
silencio ensordecedor ante el escándalo del caso Corinna, aportando pruebas a la Fiscalía Suiza con 100
millones de dólares donados por Arabia Saudí. Y eso es calderilla comparado con los 2.000 millones de dólares en que se ha
llegado a cifrar la fortuna del rey “Campechano”.
En esta situación la gente comienza a
preguntarse: en España qué representa la Monarquía hoy.
La
vigencia de la corona dependerá de lo útil que sea con la sociedad a la que
sirve, apunta
Esther Palomera. Porque esta
monarquía impuesta nos miente, nos avergüenza, nos indigna y nos roba.
Uno de los más fieles defensores de la
Monarquía (el escritor Javier Cercas) sostiene que los borbones han
contribuido a un desarrollo democrático, homologable a otras monarquías
europeas, como Suecia, Noruega o Dinamarca.
Más
bien al contrario
–contesta el profesor Vicenç Navarro– la Monarquía es el eje del poder institucional del dominio de las
fuerzas conservadoras en el aparato del Estado. Y lo basa en tres ejes
ideológicos:
1- Nacionalismo extremo
(heredero de un imperio).
2- Estructura
de poder radial, centrado en Madrid.
3- Un
catolicismo excluyente (la Iglesia,
próxima y defensora de los intereses económicos y financieros). La Monarquía y la Iglesia, uña y carne.
Los
políticos no parecen estar para cuentos ni mandangas:
Aitor Esteban (PNV) dice que
el asunto es muy grave, hay que aclararlo
todo, modificando para ello las leyes que impidan la transparencia a las
actividades de la Casa Real.
Rufián: el comunicado de la Zarzuela es una
confesión en toda regla y una enmienda a la Corona.
Ignacio
Escolar, director de eldiario.es, escribe: El
rey hijo mata al padre para salvar la corona.
La
monarquía actual es la máxima expresión del enchufismo, añade
Bollero.
Vamos a ver:
La Casa Real aseguró hace unos días
que no tenía constancia de que el Rey figurase como beneficiario de ninguna
fundación en el exterior. Y –no obstante– admite que un despacho británico de
abogados se puso hace un año en contacto con la Zarzuela, agregando que Felipe
VI acudió a un notario para renunciar a cualquier beneficio.
Pero Felipe VI, durante un año, se calló que era beneficiario de los
cien millones que Arabia Saudí regaló a su padre y nos advierte que renuncia a
esa herencia (cosa que legalmente no puede hacer hasta que Juan Carlos muera;
además, tiene que renunciar a toda la
herencia y no sólo a una parte).
Volvamos al escritor de “Soldados de
Salamina”. Javier Cercas se supera a sí mismo afirmando que nuestra
Monarquía actual es la continuadora de la II República Española.
Nada más lejos de la realidad. España,
después de 40 años de democracia, sigue teniendo uno de los Estados del
Bienestar menos desarrollados de la Europa de los quince.
Vicenç Navarro aporta datos
concluyentes:
-
En España, cuanto mayor es el
nivel de renta, mayor popularidad de la monarquía.
-
La mayoría de los españoles
están a favor de un referéndum sobre la posibilidad de instaurar la República,
siendo los jóvenes los más favorables a ello. Concretamente, un 63% de los
ciudadanos entre 25 y 34 años y un 58% entre los 15 y 24 años quiere votar
democráticamente esta cuestión.
-
Los votantes de partidos de
izquierda son mucho más favorables al plebiscito monarquía/república (IU, 91%;
Podemos, 86%; PSOE, 57%), según datos de abril de 2018.
El mismo historiador sostiene que la
II República Española estableció el voto de la mujer y la igualdad con el
hombre; instituyó la Seguridad Social y la asistencia médica a los
trabajadores, por vez primera en España; expropió el patrimonio de La Iglesia,
que pasó a ser de la nación; abolió los títulos nobiliarios; aprobó la Reforma
Agraria (iniciando un reparto de tierras cultivables que significaba un freno
al poder de la aristocracia y que fue la espoleta para desencadenar el Golpe de
Estado fascista).
El exministro Jorge Fernández Díaz
ha declarado: Cuestionar la Monarquía como forma de Estado es más letal para
España que el coronavirus.
Y una tiene que pensar: Estando así
las cosas ¿Cómo podía el Rey dirigirse a
los españoles en estos momentos de zozobra?
La decencia debería ser un
valor absoluto. Es la única que vale.
Malos tiempos…
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