CRÍTICA DE LIBROS: Expiación, de Ian McEwan


SINOPSIS: La acción comienza en el caluroso verano de 1935, en el periodo previo a la Segunda Guerra Mundial. En su gran casa de campo la familia Tallis acaba de comenzar sus vacaciones y la fantasiosa Briony Tallis prepara la puesta en escena de una obrita de teatro, “Las tribulaciones de Arabella”. También están en la casa: los primos de Briony, que supuestamente representarán su obra; su hermana Cecilia, quien acaba de regresar de Cambridge y Robbie Turner, el hijo de la señora de la limpieza (sin padre conocido, a quien el señor Tallis, normalmente ausente, paga los estudios). Robbie es un alumno aventajado, sin duda será un gran médico y podrá casarse con Cecilia, por quien siente un amor tan profundo como secreto y que es correspondido. Un incidente causado por la rotura de un jarrón ocurre en la fuente del jardín de los Tallis y es observado accidentalmente por Briony, que lo malinterpreta: su hermana Cecilia se “baña” en ropa interior en la fuente mientras Robbie la contempla atentamente. Esa misma noche Lola, la quinceañera prima de Briony es violada por un desconocido y Briony no duda en señalar a Robbie como el degenerado. Robbie es encarcelado y Cecilia se va de casa para hacerse enfermera.

Como lector, reconozco que Ian McEwan me despierta un gran respeto; hace años que profeso admiración incondicional por la obra de este autor inglés. Me impresionan su capacidad para conjurar distintos estilos narrativos, su personal sentido del humor y el profundo y complejo diseño de los personajes. Los suyos, suelen ser personajes redondos (round characters).
En este blog, he realizado la crítica (concretamente: Chesil Beach, La ley del menor, Sábado y Máquinas como yo) de algunos de los 22 libros que ha publicado y acabo de releer pacientemente esta novela, que ya leí en el año 2003.
Como sugiere su título, Expiación es una novela sobre la culpa. La culpa personal y social.
Diré ya que es un relato magistral, como el que tienen las mejores novelas de la historia. Es algo grande, un libro imprescindible, que deja en nosotros un profundo sentido de vulnerabilidad ante los actos ajenos: Los amantes estarán separados, primero por una mentira de Briony (una chica de trece años) y, luego, por la guerra.
El libro consta de cuatro partes: comienza como narración romántica repleta de pequeñas intrigas en la decadente mansión de los Tallis, para pasar a novela bélica con la retirada inglesa de Dunkerque en 1940 y finaliza, en Londres 1999, como un tierno drama explicado desde la perspectiva de Briony, ya adulta.
La primera, describe ––en tercera persona–– el aburrimiento y la decadencia de la aristocracia británica en un caluroso verano inglés. Advierto al futuro lector de que puede sentir cierto cansancio por la minuciosa narración de la trivial existencia de la nobleza, con su cuidada jerga y mimado entorno.
La segunda parte transcurre en Francia, con la vergonzosa retirada de los “restos” del ejército inglés hacia el mar, hostigado por las tropas alemanas. A veces, no se trataba de a cuántos enemigos se mataba cada día sino a cuántos compañeros se había dejado morir; la ansiedad por un sorbo de agua con sabor metálico…
Robbie (que ha salido de la prisión, a cambio de incorporarse al frente) marcha malherido con otros dos compañeros; la impotencia, el desaliento, la desinformación y la situación de desamparo de las tropas británicas lo supera el protagonista con su mundo interior y sus recuerdos. Por las noches, Robbie rememora las cartas que recibe de su amada Cecilia Tallis y los tres años pasados en la cárcel. El amor de ambos es encendido y saben que algún día volverán a encontrarse. Ella le había dicho muchas veces en sus escritos: Te quiero, te esperaré.
La tercera parte narra la vida de Briony, aprendiza de enfermera en la retaguardia, en un hospital dirigido por monjas. El trabajo en el dispensario es terrible, horas y horas de pie, fregando todo y limpiando orinales, escupideras, haciendo camas y curando heridas atroces, entre gemidos de dolor y el hedor de la gangrena. La extenuación era su anestesia. El horror monstruoso de la guerra. Esta parte de la novela es un canto enorme a la compasión.
La cuarta y última parte se desarrolla en Londres. Es el año 1999. La componen unas páginas bellísimas, sobre las que no debo hablar para no dar pistas sobre el estupendo final.
Es una obra maestra.
¡¿Cómo no voy a recomendarla?!

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