Boceras
Coloquialmente, se dice que una persona que es presumida, que fanfarronea y habla más de lo que se considera oportuno o prudente, es un boceras.
El vocinglero que hoy me ocupa se llama Pablo Casado.
Este hombre empezó su estúpido discurso con aquello de La guerra del abuelo y Las fosas de no sé quién… El bocazas de marras ha perdido ya varias elecciones y la ultraderecha le va comiendo el terreno, lo que hace que él y el partido que preside (el PP), vaya de desvarío en desvarío.
Cuando a Casado lo pillan en algún renuncio, mentira o contradicción NO PASA NADA. Así que el gritón arremete de nuevo contra todo, como un enloquecido:
––Se viven las horas más oscuras de la nación española. Y no se refiere al precio de la luz.
––El ministro Garzón ha dicho que el 80% de los quesos españoles son “no saludables”.
––Se están gastando fondos europeos “en turismo de otras razas”.
––Uno de los suyos se equivoca al votar en el Parlamento y Casado habla de pucherazo (fraude que altera el escrutinio de votos).
––“Llegaremos hasta el final para revertir este atropello democrático que quieren tapar con la retirada de las mascarillas”.
A este jactancioso más le valdría preguntarse qué le sucede a nuestro país que a la menor contrariedad muchos votantes se pasan a la extrema derecha?
Porque vamos a ver: ¿A quién defiende el PP?
…
Para esta meditación, una servidora ha contado con la imprescindible ayuda de la Real Academia Española de lengua, sin cuya colaboración ––como dicen en las pelis–– no habría podido realizarla.
Permítanme que acuda otra vez más al diccionario:
Boceras, bocazas, hablador jactancioso, persona despreciable.
Boceras, residuos que quedan en la parte exterior de los labios después de haber comido o bebido… lo que en la lengua de ma mare llamamos morrandes.
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