CRÍTICA DE LIBROS: “La subversión de Beti García” de José Avello- 246 Págs.

Sinopsis de Editorial Trea: Después de emigrar a Argentina y enriquecerse con turbios negocios, Baltasar García regresa a su pueblo para encontrar una mujer con la que fundar una familia en Buenos Aires. Allí tendrá tres hijas a las que recluirá en casa durante años junto a su madre, hasta que vuelven definitivamente a España. En torno a Betsabé, la menor de las tres hermanas, que se unirá a la revolución del 34 y huirá con un grupo de camaradas a las montañas, donde crearán una comuna, se traza una historia profunda e intensa de encerramientos, encuentros y búsquedas de la felicidad. El narrador —cuya verdadera identidad se revela al final de la novela— necesita volver y reconstruir ese pasado para explicarse a sí mismo, movido por la pulsión de conservar la memoria, cuestionar el relato construido por los vencedores de las contiendas revolucionaria y civil y transmitir una nueva versión (sub-versión): «la historia de Beti García es mi historia y he vivido todos estos años para contarla, para contar mi parte, para decir que yo aún tengo memoria».

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Hace unas semanas recomendaba vehementemente a José Avello y “Jugadores de billar”. Hoy les traslado la crítica de su primer libro, La subversión de Beti García.

Esta novela la publicó en 1983 y fue finalista del Premio Nadal de ese mismo año. El título de “subversión” viene de cuestionar el relato construido por los vencedores de la Guerra y transmitir una nueva versión.

Avello tiene un mundo propio como escritor, una profusa imaginación rayana en el realismo mágico o en la ensoñación. En esta novela hay que destacar la complejidad de puntos de vista, resueltos con la enorme pericia del autor. Algunas muestras:

–      La Muda del Molino, en sus largas sayas negras las moscas se adensaban por millones y cuando se encabritaban por la presencia de un extraño, la hacían levitar.

–      El piso era grande como una estación de ferrocarril.

–      Vivía en la calle con la intensidad de un marinero de permiso.

–      Consideraban que aquello era cosa de mujeres como comer merengue o hablar mucho.

–      Los días no eran más que el hábito adquirido de no morirse.

–      Me siento culpable de tener la razón.

La escasez y el hambre generan una fantasía insaciable. El miedo es más firme que la razón. Proclamaron la Comuna de Acebal, nación libre de hombres libres donde quedaron abolidas la familia, el Estado y la propiedad: solo es derecho el que se basa en la paz. El niño Acebal crecía, engordaba y reía creyendo que madre significaba un ser múltiple con siete rostros (los componentes de la Comuna) diferentes, en los que siempre había una sonrisa.

En 1936, con el principio de la guerra, llegaron muertes, delaciones, silencio, miedo. Nadie se explicaba por qué tanta sangre y tanto ensañamiento.

En el inicio de la novela hay una cita de Descartes: “El fin sirve para probar el comienzo”. Al final de la novela esta aseveración cobra sentido.

Otro libro portentoso, que les recomiendo de verdad.