Mentecatos


 (La etimología de la palabra es mentecapto, privado de mente).

Estamos viviendo una situación de crisis sanitaria, económica y social como nunca habíamos conocido.

La Historia es el producto de las crisis. De las crisis salen las grandes oportunidades (Piketty). Hasta ahora, parece que no estamos aprovechando la ocasión para poner remedio a esta conmoción. Buena parte de la culpa hay que achacarla a la falta de responsabilidad de nuestra clase política. (La brecha de la crisis genera un enorme malestar y desconfianza en la política, como afirma J. Ramoneda).

La prensa y los medios de difusión, también son altamente responsables del desconcierto ciudadano. Ávidos de trivialidades y anécdotas, desplazan lo importante y lo profundo para enfocarse en lo superficial. Es el éxito de la banalidad, de la belen-estebanización de los programas, de las cosas sin importancia y de la poca transcendencia de los contenidos. Fuego fatuo.

 Nunca hemos tenido tanta información ni hemos estado tan desinformados.

¿Y los políticos?

A cada época le toca sufrir lo suyo. Si hace ocho décadas tuvieron a Hitler, Stalin. Mussolini, Franco… ahora tenemos a Trump, Putin, Bolsonaro, Maduro, Boris Johnson. Como dijo aquél, nos hemos acostumbrao.

Nuestra clase política es de un nivel mezquino, muy alarmante. Salvo alguna rara excepción (como Aitor Esteban, del PNV, persona ecuánime, cabal, razonador), parecen voceros y aplaudidores de paupérrima preparación y nula gracia. Unos mentecatos.

Nuestros dirigentes se hacen rodear de una legión de asesores de todo tipo. Pero mucho temo que el carguito se les habrá proporcionado por algunas razones más que las meramente profesionales. No se entiende este desamparo general, la incertidumbre o las estúpidas decisiones adoptadas.

El prototipo, el primer molde, el estandarte por antonomasia, el no va más, es Isabel Díaz Ayuso (su acrónimo IDA), la Presidenta de la Comunidad de Madrid. Ha llegado a manifestar que la causa de los numerosos contagios son los emigrantes, con sus hábitos y modos de vida.

No sea usted cínica:  su pobreza, el vivir hacinados y sin adecuadas condiciones sanitarias.

A esta señora no la conocía apenas nadie hasta enero de 2019 en que el PP la designó candidata al gobierno regional madrileño. Quien sonaba para este cargo era el ex alcalde de Boadilla del Monte, Antonio González Terón. Pablo Casado (otro que tal) temía que le hiciera sombra dentro del PP y nombró a IDA.

Sus propios compañeros de Partido y ex altos cargos la critican duramente: Es nefasta. En el trabajo es un desastre. Poco rigurosa, hay que revisar todo lo que hace. No da la talla… El gobierno de Ayuso es un absoluto desastre… Tiene dos ejes en sus políticas: no hacer nada y mentir

Ella les responde: Les mueve el odio.

Y yo le digo: Ignorancia es no aceptar las críticas que nos dirigen.

Vuelvo a repetir que nuestra clase política tiene escaso nivel. Díaz Ayuso no es más que una esperpéntica muestra de nuestra babosa derecha extrema abanderada hasta la náusea. Pero su oposición tampoco está como para tirar cohetes: Desde el 30.6.2003 (con el Tamayazo) Rafael Simancas y sus muchachos se han cubierto de ineptitud. Pero ahí siguen. No se los sacan de encima ni con agua caliente.

Hay demasiadas cosas que solucionar. La incertidumbre y la desinformación son muy graves. El desbarajuste sanitario madrileño se está haciendo mundialmente famoso. En un fin de semana la Comunidad de Madrid superó los 11.000 contagios de COVID- 19. Más que toda Francia, con 67 millones de habitantes.

Causa hilaridad que hayan tenido que quitar esos bolardos de granito que algunos niños confundían con balones. Como dijo el castizo: Así nos consolamos, riéndonos de algunos políticos mientras ellos nos joden la vida.

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