CRITICA DE LIBROS: “Big Bang” de Simon Singh -448 págs.

SINOPSIS de Biblioteca Buridan: Albert Einstein dijo en cierta ocasión que “lo más incomprensible del universo es que sea comprensible”. Simon Singh cree que genios como Einstein no son los únicos capaces de entender los mecanismos físicos que subyacen en la historia de la formación del universo. A cierto nivel, todos podemos entenderlos. Además de explicar en qué consiste realmente la teoría del Big Bang, este libro explica las razones por las cuales los cosmólogos creen que dicha teoría es una buena descripción del origen del universo. El libro también nos cuenta la historia de los brillantes y en ocasiones excéntricos científicos que elaboraron la teoría del Big Bang enfrentándose a la idea establecida de un cosmos eterno y sin cambios.

Con la claridad que le caracteriza y con un estilo narrativo sembrado de anécdotas sobre las historias personales de quienes han contribuido de un modo u otro a nuestra comprensión del origen del universo, Simon Singh ha escrito para el lector no especializado la historia de la que seguramente es una de las teorías científicas más importantes de todos los tiempos.

 Introduciendo una a una las diversas piezas de este rompecabezas científico, Singh empieza por el principio, con los primeros mitos y leyendas sobre la creación del mundo; luego pasa por los grandes filósofos y científicos de la antigüedad (Eratóstenes, Ptolomeo, Aristóteles), por los grandes nombres de la ciencia renacentista y moderna (Copérnico, Kepler, Galileo, Newton) hasta llegar a los científicos y astrónomos modernos (Einstein, Hoyle, Hubble, etc.).

*  *  *

Los amigos lectores nos empujamos –unos a otros– a aguas en las que nunca nos bañaríamos. Desde hace unas semanas me encuentro leyendo libros de ciencias o física quántica como si se tratara de novelas. En estas ramas del saber también está la literatura. Una de las cosas más agradecidas de la vida es elegir ser lector. Los amantes de la lectura somos absolutamente afortunados, vivimos otras vidas y tenemos acceso a los conocimientos de divulgadores científicos. Es un privilegio maravilloso. Además, hacemos partícipes a los demás con nuestra recomendación.

Simon Singh es doctor en Física de Partículas por Cambridge. Hay que destacar la claridad con que ha escrito el libro. Su “Big Bang” arranca así: “Nuestro Universo contiene más de cien mil millones de galaxias, y cada una de ellas contiene aproximadamente cien mil millones de estrellas. No se sabe con certeza cuántos planetas están orbitando estas estrellas, pero sí sabemos que al menos en una de ellas ha evolucionado la vida”.

Qué lejos nos queda aquella reflexión de Galileo: ”No me siento obligado a creer que el mismo Dios que nos ha dotado de sensación, razón e inteligencia pretenda que no utilicemos estas facultades”.

El autor va desgranando cómo cada cultura desarrolló sus propios mitos y creencias religiosas acerca del origen del universo, hasta que en el siglo VI se produjo un súbito estallido de tolerancia sobre la intelectualidad. Los filósofos se sintieron libres de explicaciones mitológicas y desarrollaron teorías propias: los fenómenos naturales no eran tejemanejes de los dioses.

En el siglo XV, Copérnico abundaba en los Siete Axiomas de su visión del universo: “El camino hacia la verdad celestial está en la ciencia y no en las Escrituras”. En el siglo XVI Galileo Galilei se preguntaba: ”¿Cuándo dejaré de asombrarme por las cosas?”… “La finalidad de la Sagradas Escrituras es enseñar a los hombres cómo ir al cielo, no decirles cómo es”. Galileo empleó el telescopio para descubrir la prueba clave: “La tierra no está en el centro de todo”; la tierra gira alrededor del sol. Acusado de vehemente sospecha de herejía Galileo fue declarado culpable por el Tribunal de la Iglesia, pero no llegó a ser ejecutado ni encerrado en mazmorras sino en arresto domiciliario. El famoso Eppur si muove… (Y sin embargo se mueve): la verdad la dicta la realidad, no la Inquisición.

 

La ciencia consta de dos ramas complementarias: la teoría y el experimento. En el libro se nos narra minuciosamente el progreso del telescopio, sus enormes avances, y el daguerrotipo, que fijaba las imágenes captadas por una cámara oscura. Es decir, el precedente de la fotografía. Este nuevo invento permitirá registrar las observaciones espaciales por telescopio y detectar objetos que anteriormente eran invisibles. El ojo humano tiene una sensibilidad limitada y el telescopio aumenta esa sensibilidad.

Así, el cúmulo estelar de las Pléyades (o las Siete Hermanas) contiene 7 estrellas visibles a simple vista; pero Galileo pudo ver con su telescopio 47 estrellas. A finales de 1880, tras una larga exposición fotográfica, en esa parte del cielo se contaron en ella 2.326 estrellas.

El libro nos sigue documentando sobre la nova y supernova (que es la estrella que explota y se pierde en el olvido, pero antes de morir brilla durante un breve período con una luminosidad mayor que la de miles de millones de estrellas juntas).

La tierra parecía más insignificante que nunca. Shapley afirmaba que toda la materia del universo (contenida dentro del disco de la Vía Láctea) era de una amplitud de 100.000 años luz; Hubble demostró que había otras galaxias a más de un millón de años luz de distancia de la Vía Láctea. Hoy conocemos galaxias situadas a miles de millones de años luz de distancia.

En el proceso de investigación ––que lleva el autor de esta obra–– las galaxias no estaban corriendo aleatoriamente por el cosmos, sino que sus velocidades estaban matemáticamente relacionadas con su distancia. Esto significaba que en algún momento del pasado todas las galaxias del universo habían estado compactadas en una pequeña región del mismo. La primera prueba observacional que apuntaba a lo que hoy conocemos como Big Bang. Un momento de creación.

Creo que puede bastar con lo expuesto para dar una idea del gran interés que despierta esta obra formidable. A mí me ha despertado una curiosidad insospechada y por ello recomiendo este apasionante libro.

Comentaris

Entrades populars d'aquest blog

La fuente se ha secado...

CRÍTICA DE LIBROS: "La Orgía perpetua (Flaubert y Madame Bovary)", de M. Vargas Llosa

CRITICA DE LIBROS: “13”, de Steve Cavanagh – 382 Págs.