CRITICA DE LIBROS: “13”, de Steve Cavanagh – 382 Págs.
Joshua Kane se ha estado preparando toda su vida para este momento. Él ya lo había hecho anteriormente. Pero esta vez será la más importante.
Este es el juicio por asesinato del siglo. Y Kane ha asesinado para obtener el mejor asiento en la sala.
Pero hay alguien a su acecho. Alguien que sospecha que el asesino no es el acusado.
Kane sabe que el tiempo se agota y lo único que quiere es el veredicto de la condena antes de ser descubierto.
* * *
Como viene siendo habitual, esta novela llega precedida de una publicidad abrumadora: “libro espectacular”, “lo mejor del momento”, “el mejor thriller legal de nuestros días”… Uno comienza la lectura con mucha prevención por aquello de que gato escaldado del agua fría huye.
Tiene el extraño título de “13. El asesino no está en el banquillo de los acusados, está entre el jurado”. Este encabezamiento parece poco afortunado o tramposo y aumenta mis recelos iniciales.
La trama es bastante sencilla, pero tan atractiva que el lector se mete pronto en el relato y ya no podrá dejar la novela hasta la última línea.
Eddie Flynn es un abogado prestigioso que se une al equipo de defensa como letrado de apoyo en la selección de Jurado.
Además del prólogo, la novela está estructurada en 73 capítulos divididos en los cinco días laborables que dura el juicio. La acción, que se mastica página a página, es narrada por el propio Eddie (uso de la primera persona, el yo narrador) y, de manera alternativa, por un narrador omnisciente que se centra en el personaje de Joshua Kane.
Sin duda, una de las fortalezas de esta novela es el acierto de los dos personajes principales, Joshua Kane (un psicópata, narcisista y calculador, al que le encanta matar) y Eddie Flynn. Kane busca que el jurado declare al acusado, Bobby Solomon, culpable de los asesinatos que él mismo ha cometido. Por su parte el defensor Flynn, pretende un veredicto de «no culpable» para su representado.
Es una novela entretenida, poco exigente para el lector, y muy recomendable para el verano.
El sueño americano es dinero.
La justicia norteamericana ––a través de la literatura–– siempre me ha producido desasosiego. En las novelas “de juicios”, narran los intrincados vericuetos y artimañas, que los letrados de la defensa emplean en la selección de cada una de las doce personas que van a constituir el Jurado. No puedo menos de sentir un sobresalto cuando veo el cinismo con que nos las muestran. Numerosos especialistas asesoran al equipo de juristas de la defensa y muestran su preferencia descarada por una persona u otra, según la notoriedad social o la popularidad del acusado. Un cálculo resultón sobre las posibilidades de si se decantarán por la “duda razonable” o la inocencia directa.
Esta actividad (dudosamente ética, aunque pudiera ser legal) se acentúa cuando el reo es un poderoso financiero o personaje con tirón mediático, ya que las minutas de los gabinetes jurídicos ascienden a cifras mareantes.
“La Justicia es igual para todos”.
Figura en los frontispicios de todas las sedes judiciales americanas.
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